Noticias y curiosidades del mundo
Al DT del River campeón de la Liga Profesional le tocó reemplazar a un mito viviente del Millonario. Cómo lo hizo sin morir en el intento. Lo cuenta en la charla con Clarín.
Es Martín Demichelis. Pero si hubiese sido otro, también hubiera tenido la sombra de su antecesor. Asumir la dirección técnica después del ciclo de Marcelo Gallardo era una cuestión de alto riesgo. Pero fue a Demichelis al que llamaron. Y él, sin dudarlo, aceptó el gran desafío. Y no solo habla de la sensación que tuvo al aceptarlo, sino también del Muñeco.
-Martín, te jugaste una parada brava. Se decía que el primero que venía después de Gallardo podía caer rápidamente…
-Sí, pero alguien tenía que asumir. Yo viví la transición de Hansi Flick en el Bayern Múnich, que ganó siete títulos, todo lo que había por jugar en un año, lo máximo a lo que se puede aspirar. Y se fue y alguien tenía que asumir. Y vino Julian Nagelsmann y con total naturalidad ganó la Liga y se puso enfrente del grupo. Y si bien no terminó del todo bien, no era dubitativo a la hora de pararse delante del grupo. Después se gana y se pierde en el fútbol. Y acá alguien tenía que asumir. Y yo me sentía preparado. Después, uno puede trabajar muchísimo como lo hacen los otros equipos. Los entrenadores invierten muchas horas de trabajo durante su día. Entonces, no tenía dudas de pararme delante del grupo, de qué decir, de cómo armar los entrenamientos, no tenía duda, porque la exigencia que viví durante cuatro años en el Bayern Múnich fueron de una gran capacitación.
-Yo crecí viendo a River jugar bien y campeonar. Partamos de esa base. Y de ver a los ídolos y grandes jugadores como los Francescoli, los Ortega, los Saviola, los Aimar, los Salas, los Crespo, los Marcelo Gallardo. Entonces, siempre admiré a Marcelo. Fue uno de los que admiré. Y yo había dicho que ojalá se quedara 20 años. Lo dije en varias oportunidades. Fui gran admirador también de estos últimos años del River de él, de la capacidad de reinventarse. El decidió irse después de muchos años exigentes y tengo solo palabras de agradecimiento como hincha de River. No tuve la posibilidad de compartir vestuario con él como jugador, tampoco de ser dirigido por él pero tengo un grandísimo respeto y una enorme admiración por él. Y después como entrenador siempre dije que veía los partidos de River dos veces. Una como hincha y después me tomaba el tiempo de analizarlo. Porque a ese gran entrenador que es Marcelo había que analizarlo. Y me sirvió el análisis de su equipo. Fue parte de mi preparación. Y bueno, no se había dado nuestro cruce físico desde que asumí en River. Y el día de la inauguración de la estatua estábamos entrenando acá, entonces, nobleza obligaba a ir a saludar. No quería ocupar espacio ni tiempo en un acontecimiento tan importante que era de él. Lo saludé y me fui.
-Sin dudas, sin dudas. Y al que veo siempre es a Máximo, el papá de Marcelo. Me vi varias veces con él, es el entrenador del Senior. Siempre que puedo verlo charlamos, nos abrazamos. Y River es familia porque no solo Máximo, el Beto Alonso viene cada tanto al club y lo veo. El Beto Alonso es para mí uno de los máximos ídolos de esta institución. Está Enzo (Francescoli), está Leo Ponzio, Fer Cavenaghi que es un gran amigo. Con Ariel Ortega hablo bastante. Bueno, River es familia y todos tienen las puertas abiertas. Y los dirigentes son grandes responsables de que haya esta armonía en el club. Y de que el estadio esté siempre lleno. Y de la armonía que se vive previo, durante y después de cada partido.