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Acaba de estrenarse en la Argentina la que ya es consideradas la película de la controversia del ano, perdón, del año.
Es Pasajes, francesa, de Ira Sachs, con Ben Whishaw, Adèle Exarchopoulos y Franz Rogowski.
La Motion Picture Association es una entidad estadounidense que el año pasado cumplió un siglo. Es la que autorregula a la industria del cine. No tiene fines de lucro, sino que se conformó, en principio, para “velar por los intereses de los estudios cinematográficos” de los Estados Unidos. La integran los cinco mayores estudios de Hollywood: Paramount Pictures, Sony Pictures, Universal Pictures, Walt Disney Studios y Warner Bros. A ellos se sumó recientemente la productora de películas y series por streaming que todos conocemos como Netflix.
Como la película francesa iba a estrenarse en cines dos semanas después, el director Sachs y la distribuidora, MUBI, decidieron estrenarla sin la calificación.
La escena de sexo extendida
“No se puede desenredar la película de lo que es”, le dijo Sachs al Los Angeles Times. “Es una película muy abierta sobre el lugar de la experiencia sexual en nuestras vidas. Y cambiar eso ahora sería crear una película muy diferente”.
El debate se abrió. ¿Le dieron esa calificación porque se trata de la sexualidad queer? ¿Es más “perturbadora” y no recomendable a menores de 17 años una escena de sexo entre hombres, que si fueran heterosexuales? ¿Cómo se mide eso?
Allí Ana de Armas interpreta a Marilyn Monroe y hay una escena en la que le practica sexo oral al presidente John. F. Kennedy, quien eyacula en su boca. Se dice a sí misma que no debe vomitar, sino tragar. Igual, no se ve.
Por supuesto que este tipo de calificaciones, en un país como los Estados Unidos, espanta en vez de atraer espectadores. La calificación funciona como un castigo. Y no porque el público no quiera ver esos filmes, sino porque los complejos de cine no son muy permeables a programar películas NC-17.
¿Cómo “cambiar” esto? El director o el distribuidor practica cortes, pide una reconsideración de la calificación, y con suerte la rebajan a R (Restricted: los menores de 17 años pueden ingresar a la sala a ver la película, si son acompañados por un padre o tutor).
Pero ojo, que la mala suerte en los cines con un NC-17 puede convertirse en un gancho de marketing en el actual mundo del streaming. Imposible saber cuánta gente vio Rubia en Netflix, y más aún es saber si lo hicieron por la calificación NC-17.
Pero la vio mucha gente. Mucha.
Hay algo en el que todos probablemente estemos de acuerdo. Aquel cineasta o productor que piensa, imagina y realiza una película con sexo duro entre sus protagonistas, sabe que de alguna manera está limitando su público.
Otro día repasaremos la lista de las películas que obtuvieron la calificación NC-17, pero para tener una idea de por dónde va la cosa mencionemos o recordemos algunos ejemplos.
En la Argentina Pasajes fue calificada como Solo Apta para Mayores de 16 años con reservas, un escalón más bajo del Solo Apta Para Mayores de 18 años. Se estrenó en 10 salas, ocho de ellas en la Ciudad de Buenos Aires, otra en Mendoza y la restante en Rosario, y el jueves, día de su estreno, la vieron 95 espectadores.
Y no, no la dan tampoco en todos los horarios, sino que comparte pantalla diaria con otros títulos.