miércoles, 25 diciembre, 2024
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El buchón, el expolicía y el narco contra una niña

Doce años y medio después de que Candela Sol Rodríguez (11) fuera encontrada asesinada adentro de una bolsa de consorcio en el partido bonaerense de Hurlingham, un capo narco, un expolicía bonaerense, un «buchón» de las fuerzas de seguridad y un carpintero se sentarán desde el próximo martes en el banquillo de los acusados, en el segundo juicio oral por el secuestro y crimen de la niña cometido en agosto de 2011 en Villa Tesei.

El único que llegará preso al debate que estará a cargo del Tribunal Oral Criminal (TOC) 6 de Morón es el narco Miguel Ángel «Mameluco» Villalba (61) quien está alojado en el Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza, donde cumple una condena a 27 años de prisión por narcotráfico.

De acuerdo a la acusación del fiscal Mario Ferrario, quien también actuará en el debate, «Mameluco» Villalba, el «buchón» Héctor Horacio «Topo» Moreira (57), el expolicía bonaerense Sergio Fabián Chazarreta (62) y el carpintero Néstor Ramón Altamirano (67) –los tres en libertad– fueron «coautores» de la «privación ilegal de la libertad coactiva seguida de muerte» de Candela.

Por el mismo delito, en agosto de 2017 fueron condenados a prisión perpetua Hugo Bermúdez y Leonardo Jara, mientras que un tercer hombre, Fabián Gómez (46), recibió una pena de cuatro años de encierro como «partícipe secundario» de la «privación ilegal de la libertad» de la niña.

En este nuevo debate, que comenzará con la lectura de elevación a juicio en los tribunales de Morón, se ventilarán a lo largo de 10 audiencias y con la comparecencia de 100 testigos, las conductas desplegadas por cada uno de los cuatro acusados del secuestro y asesinato de Candela.

La primera declaración testimonial, prevista para el miércoles 6, será la de la madre de la niña, Carola Labrador, quien tendrá frente a frente a todos los acusados, ya que «Mameluco» será llevado diariamente desde el penal a los tribunales para participar del debate.

El secuestro se inició cerca de las 15.30 del 22 de agosto de 2011 en la esquina de la casa en la que vivíaCandela en el partido de Hurlingham. Ese día ella planeaba encontrarse con amigas de su grupo de Scouts, aunque mientras las esperaba parada en la esquina fue abordada por al menos tres personas, que la ingresaron por la fuerza a una camioneta Ford EcoSport negra cuya patente trasera estaba cubierta, y se la llevaron hasta una vivienda de Loma Hermosa, partido de Tres de Febrero.

La madrugada del 29 de agosto, ante un inminente allanamiento policial, Candela fue llevada hasta otro domicilio en Kiernan 992 de Villa Tesei, donde se cree que, entre la noche de ese día y la mañana del 30, fue abusada y asfixiada por el ya condenado Bermúdez. De la pesquisa surgió que el cuerpo de la víctima fue lavado para ocultar rastros antes de ser abandonado en una bolsa de consorcio arrojada a la vera de la Autopista del Oeste, también en Hurlingham.

Entre los elementos de prueba obtenidos en la causa, surgió que la camioneta en la que la niña fue secuestrada había sido provista por el expolicía Chazarreta y que estaba registrada a nombre de su pareja, quien es a la vez sobrina del «buchón» Moreira. Y se determinó que el primer domicilio en el que Candela estuvo cautiva era de «Topo» Moreira –a quien la niña conocía porque era cercano a su papá– mientras que la segunda vivienda a la que la llevaron previo a matarla, estaba deshabitada y fue provista por el carpintero Altamirano, quien se encargó de supervisar el cautiverio, según el acusador.

Para el fiscal, el cambio de domicilio se llevó a cabo luego de que el expolicía bonaerense Chazarreta advirtiera a sus cómplices que las fuerzas de seguridad estaban por allanar la casa de Moreira. «El traslado fue ante el inminente arribo de la prevención al lugar donde retenían y ocultaban a la menor, cosa que efectivamente ocurrió el 30 de agosto del 2011», explicó el fiscal en el requerimiento de elevación a juicio. El 31 de agosto entre las 13.30 y las 15.20, el cuerpo de la niña fue abandonado a la vera de la calle Cellini, a metros de colectora de la Autopista del Oeste.

«Fatídico final éste, que había sido anunciado por Leonardo Daniel Jara (condenado en el primer juicio) desde un teléfono público a las 22:41 del día 29 de agosto, a un teléfono fijo del domicilio de la familia Rodríguez-Labrador», describió el fiscal al reseñar la amenaza recibida por la madre de Candela, Carola Labrador.

La acusación añadió que «previo a deshacerse de su cuerpo sin vida, tomaron todas las precauciones que estimaron pertinentes para eliminar cualquier rastro que pudiera vincularlos con el luctuoso suceso, siendo que no se deshicieron del mismo inmediatamente de producida su muerte, sino que antes de ello lo desvistieron, se deshicieron de las prendas que llevaba, lavaron su cuerpo en razón que en el mismo no se halló otro ADN que no fuese el de la víctima, y recién ahí, trasladaron el cadáver en un horario en el que en la calle Cellini el tránsito vehicular y peatonal es prácticamente nulo».

Sobre el móvil del crimen, el fiscal sostuvo que «desde la génesis de esta investigación, el padre de la menor, Alfredo Omar Rodríguez, señaló a Héctor Horacio Moreira y Sergio Fabián Chazarreta entre los posibles autores» ya que, aseguró, ambos difundieron falsamente el rumor de que él era un «buchón» que había delatado a narcotraficantes, entre ellos a «Mameluco», lo que motivó una venganza a través de su hija.

Al momento del secuestro de Candela, su padre estaba detenido en el penal de Magdalena por un robo bajo la modalidad «pirata del asfalto», aunque declaró en reiteradas oportunidades y manifestó sus sospechas de que se trataba de una venganza hacia él.

A partir de esta información hubo intervenciones telefónicas que permitieron confirmar lo que desde el inicio dijo el papá de Candela: que Moreira tenía fluidos vínculos con la policía y que fue Chazarreta quien le advirtió que su casa sería allanada y por eso había que mover a la niña.

«Existen altas probabilidades de que el secuestro, abuso sexual y muerte de Candela Sol Rodríguez haya tenido que ver con el entorno delictual que rodeaba al padre de la menor, dentro del cual se encontraba Héctor Horacio Moreira, quien oficiaba de ‘informante’ o ´’buchón’ de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, de la Policía Federal Argentina y del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires», destacó el fiscal.

Y sobre el vínculo de «Mameluco» con el hecho, Ferrario agregó: «Moreira luego de mantener diversas conversaciones con autoridades policiales tendientes a efectivizar la detención de Miguel Ángel Villalba, lo que finalmente ocurrió los primeros días del mes de agosto de 2011, hizo circular la versión de que quien lo había entregado fue Alfredo Omar Rodríguez», a los fines de «enmascarar su actividad de informante» y desviar las sospechas en su contra.

«Los sucesos descriptos -amplió el fiscal- fueron realizados por una organización criminal que actuaba con una clara distribución de roles, encabezada por Miguel Ángel Villalba, y cuyo objetivo fue obtener el dinero que erróneamente sus autores, salvo Moreira, pensaban que había recibido el padre de la menor por haber entregado al nombrado Villalba a las autoridades policiales, actividad efectivamente realizada por Héctor Horacio Moreira, quien informaba a las distintas agencias de seguridad todo lo relacionado con el narcotráfico en la zona de San Martín».

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