El pueblito correntino de calles de tierra, Colonia Pellegrini, está en una situación dramática: la familia Sniechowski litiga desde hace años diciendo que la mitad de los lotes habitados son suyos –incluyendo la plaza central– y el Superior Tribunal de Justicia de Corrientes ha dictaminado que así es: en una situación insólita, esa familia está intimando a todas las personas a comprar la tierra por segunda vez o irse de su casa, que en algunos casos es también una posada: el lugar es la base para visitar los Esteros de Iberá.
Algunas de las personas que temen ser desalojadas prefieren no hacer declaraciones con su nombre por temor a que los abogados de los Sniechowski puedan utilizar esas palabras en su contra. La historia de X resume la de muchos: “hace 18 años que hemos llegado a la colonia. Mi marido es nacido y criado acá. Compramos el terreno hace más de 20 años y empezamos a construir 4 años después. El terreno se lo compramos a una señora de acá. No tenemos el título, pero bueno, se hizo un papel de compra-venta y se viene pagando impuestos por el terreno. Después surgió todo el tema del juicio y bueno, acá estamos, que no sabemos para qué lado ir. Nosotros el terreno lo compramos de buena fe; lo que hemos construido acá se hizo todo a pulmón con mucho sacrificio; mi marido es albañil; son construcciones hechas en barro siguiendo la tradición del pueblo; tenemos un comedor y una posada, nuestra casa atrás. Estamos sin títulos, la mayoría de los terrenos acá no tienen título, pero se viene pagando impuestos siempre. La anterior dueña también los pagaba, hay más de 20 años de impuestos pagos. Cuando vinieron a hablar con nosotros los abogados por un terreno baldío que tenemos, nos pidieron más de 100 millones de pesos, cosa que en la vida vamos a poder pagar. Así que este terreno con la casa seguro lo quieren cobrar mucho más. Ojalá esto se encamine y que la justicia vea que es un pueblo donde hay habitantes que hace más de 60 años que están viviendo acá en su terreno, pagando sus impuestos; no son terrenos baldíos, este no es un pueblo fantasma, hay un municipio y 1300 habitantes; hay plazas, hay de todo; y apareció esta gente de golpe que nadie sabíamos nada y bueno, ahí estamos con este problema”.
La familia Sniechowski –son tres hermanos– reclama la titularidad de 182 lotes sobre los 300 que tiene el pueblo, argumentando que los compró su padre, Roberto Sniechowski, en los años 70. Pero las tierras nunca fueron usadas y han sido ocupadas durante décadas por familias locales que se la compraron a la municipalidad en muchos casos.
En 2012 un juez reconoció la herencia de los Sniechowski actuales sobre las tierras, lo que desató una serie de acciones legales porque exigen a los habitantes que les compren la tierra donde viven. La justicia provincial falló en varias instancias a favor de la familia litigante, lo cual tiene aterrorizados a los pobladores ante el riesgo de perderlo todo. Los Sniechowski han declarado que no pretenden desalojar a los ocupantes y que están abiertos a acuerdos y propuestas de pago en cuotas que los pobladores consideran inalcanzables para ellos. Pero si no pagan los quieren echar. En un fallo de 2022 la justicia favoreció a algunos vecinos otorgándoles la titularidad de las tierras por haberlas ocupado durante generaciones, lo cual ha dividido la resolución del conflicto.
Hace lustros, una jueza permitió a los herederos de Roberto Sniechowski registrar las escrituras de 182 lotes. Pero el Municipio con los pobladores afectados judicializaron la situación objetando la veracidad de la documentación presentada por las tres personas. Un juez de Goya les dio la razón a los pobladores de Colonia Pellegrini, lo cual parecía solucionar el problema. El estudio jurídico Vilas y Asociados representó a la Municipalidad y a otras 40 personas -entre ellos propietarios de emprendimientos turísticos- y explicaron que el Juzgado Civil y Comercial Nº 2 dio lugar al “incidente de redargución de falsedad” que habían presentado. El juez declaró nulas las escrituras 187 y 189 que fueron presentadas por los herederos de los Sniechowski para acreditar los 182 lotes. Pero quedaba pendiente la cuestión de fondo, que es la declaración de nulidad de la sentencia del juez que en su momento los habilitó a los tres particulares a poder registrar como suyas esas tierras. La idea era que luego de esto, cada familia pudiese tramitar su título por prescripción veinteañal. Nada de esto sucedió.
El argumento de los Sniechowski es que tienen la titularidad y por lo tanto les deben comprar el terreno. Algunos pocos que estaban comprometidos por falta de papeles, aceptaron pagar. Pero la gran mayoría no acepta, tanto porque no lo consideran justo o directamente no pueden.
En diálogo con Página/12, María Cristina Cabral contó que desde el año 1993 vive en la colonia: “vine a trabajar como docente. Me afinqué acá, cuando tuve la posibilidad de comprar un terreno de 30×30 metros, le compré al poseedor que estaba en ese terreno y pagué, compré de buena fe y después empezamos a edificar con mi marido nuestro hogar, ahora tenemos dos hijos y salió esto de que estos terrenos tienen dueño. Yo hice mensura en el año 2003. Tengo una mensura que está asentada en catastro y que dice ´propietaria Eloisa Torrent de Vidal´. Y ahí dice ´poseedora, María Cristina Cabral´. Eso es lo que yo tengo, además de los servicios que le pagué a la municipalidad. Es el comprobante de que vivo acá ya desde el año 2001. En la escuela donde yo trabajo apareció esa gente a reclamar, llegó la secretaria del abogado Torrent y me pidió por mi lote 30 millones. Pero yo ya había pagado cuando compré allá en el 2001 y encima a mí nadie en todo ese transcurso apareció a reclamarme ni a pedirme. Yo, por supuesto, 30 millones no tengo. Si yo vivo al día, yo no tengo un ahorro, me ayudan mis hijos”.
José Martin es nacido en la zona y tiene una posada junto a los esteros. Le cuenta a Página/12 que “siempre se dijo que este no era el lugar de las tierras de los Sniechowski, que era en el sector suburbano, que hubo un error, y que nunca vino la jueza a constatar que había un pueblo en ese lugar. Históricamente sólo eran propietarios de seis lotes en el sector urbano. Pero les terminaron dando la escritura por una superficie que no corresponde. Varios vecinos y la Municipalidad iniciaron un juicio en conjunto para defender sus derechos hace 13 años pidiendo la nulidad de esas escrituras. Mientras tanto Facundo Sniechowski con su abogado Luciano Torren se dividieron la mitad de los lotes para cada uno y escrituraron más de la mitad del pueblo a su nombre, y empezaron a reclamarle a cada persona que paguen o se vayan. Lo más triste de la situación es que el Tribunal Superior de Justicia de Corrientes, después de 13 años de juicio, no haya resuelto el conflicto; da la impresión de que ni siquiera miraron las pruebas ya que algunas familias como los González acreditaban al menos tres generaciones viviendo en su propiedad y en otros casos –como nuestro terreno y el de la familia Frete– ya habían sido vendidos con anterioridad. Sin embargo, los Sniechowski ahora hicieron una doble inscripción y se adjudicaron el terreno. Es muy, muy irregular todo. Lo peor es que en la segunda instancia, la Corte correntina había fallado a favor nuestro diciendo que esas escrituras de los Sniechowski eran truchas. Pero resulta que ellos apelaron y pasó al Superior Tribunal de Justicia de Corrientes y ahora les validaron las escrituras. A pesar de infinidad de pruebas, este tribunal no sentenció la nulidad de esas dudosas escrituras y como burlándose de la angustia de la gente, dictaminaron que cada persona tiene que iniciar un nuevo juicio en forma individual. Esta falta de empatía hacia las personas demuestra que los jueces viven detrás de sus escritorios y no tienen noción de lo que significa pasar por un juicio de 13 años y tener que volver a iniciar otro. Yo me pregunto ¿por qué? Si ya tenían todas las pruebas para resolver todo. Así que estamos por pasar la mitad de nuestras vidas pagando abogados, alimentando el aparato judicial y haciendo juicios para que no te saquen tu hogar y tu emprendimiento. Es realmente una locura la burocracia de la justicia correntina: es una vergüenza y un negociado. Y mientras tanto, Facundo Sniechowski y el abogado recorren las calles del pueblo pidiendo millones a los pobladores para no desalojarlos. Y mucho más le piden a “los hoteleros”, que en realidad son pequeños emprendimientos familiares de cinco a diez habitaciones; a estos quienes hicieron patria construyendo sus emprendimientos, a pesar de los malos caminos y el elevado costo de vida, les piden entre 100.000 y 300.000 dólares, una locura imposible de pagar. Es por toda esta gran injusticia que se está tratando de visibilizar esto a nivel nacional para que lo tome la Corte Suprema de la Nación y revise las pruebas y el fallo, es la última esperanza que nos queda”.