sábado, 16 noviembre, 2024
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El pingüe negocio de las estafas piramidales

El escándalo de Generación Zoe tuvo todos los condimentos para ser mega mediático, tanto que hasta mereció una serie que estuvo entre las más vistas de Netflix, pero ninguna enseñanza parece haber dejado a los cándidos inversores que quieren ver multiplicada su plata mágicamente. Primero fue San Pedro, en la provincia de Buenos Aires, donde saltó un esquema piramidal en el que se calcula que cayó un tercio de la ciudad, detrás de los consejos inversores de la misteriosa «china» que, se descubrió, era contratada para representar ese papel, al igual que los actores polacos que simularon ser dueños de la empresa en un pretencioso evento en un hotel porteño. Pero pronto aparecieron casos en otras localidades de Córdoba como Alta Gracia, en pueblos de Chaco como Pampa del Infierno y Juan José Castelli, en otros de Santa Fe como Casilda, en Trelew, Chubut, en San Juan, en Tucumán. Tan viejas como su nombre (ver aparte), las estafas ponzi se siguen multiplicando con distintas versiones, y ahora ponen a trabajar a las fiscalías de ciberdelito de todo el país, detrás de engaños de inversiones en criptomonedas y cadenas infinitas de billeteras virtuales -muchas, «mulas» o de identidades robadas- que hacen prácticamente imposible seguir la ruta del dinero robado a los «inversores».   

«Rainbow Exchange» y «Knight Consortium» en San Pedro y Alta Gracia, donde se agregó una «Fundación Dream Team», «Peak Capital Team» en Chubut, Santa Fe, San Juan y Tucumán, «Managment Global Security Trade» en Chaco, las fantasiosas denominaciones de los engaños no ahorran términos foráneos para sus promesas financieras. También apelan al lejano exotismo de oriente para sus «expertos en trade»: en San Pedro era «la china Ali» la que a determinada hora -muchas veces por las noches- indicaba en qué lejanos cripto mercados invertir. En este caso tenía voz y cuerpo; luego se descubrió que eran los de una actriz de doblaje de Indonesia que contrataban. 

En Trelew los estafadores no hicieron esa inversión: «Shirley» o «Cindy» era simplemente una foto de una persona con rasgos asiáticos, en un WhastApp con característica de Argelia desde el que llegaban por texto las indicaciones de inversión. En San Juan, donde el fiscal Nicolás Alvo recibió hasta el momento 80 denuncias pero calcula que hay más de 600 víctimas, en la misma estafa la experta asiática adoptó los nombres de «Tyfanny» o «Aylin». Se cree que las imágenes pudieron ser creadas con inteligencia artificial, o bien se trata de suplantaciones de identidad. 

Un cuento de hadas

En todos los casos lo que hay es un enorme montaje: se ofrecen rendimientos extraordinarios en dólares y se simulan inversiones en criptomonedas en base a mágicas predicciones de los mercados globales. En Zoe era una supuesta genia en informática que había desarrollado un software único en el mundo. Venía además con el mensaje de superación con el que Leonardo Cositorto envolvió toda su estafa: en su Venezuela natal, se explicaba, esta mujer había sido una simple vendedora de buñuelos. En San Pedro, Alta Gracia, San Juan o Trelew era alguna misteriosa «china experta» la que «tiraba la posta» a determinada hora del día, por video o por texto. Siempre se excluye, claro, un razonamiento básico: de existir semejante oráculo inversor, la idea misma de mercado financiero colapsaría. O la sospecha lógica sobre los extraordinarios rendimientos prometidos, incomparables con cualquier inversión conocida. 

Los relatos que condimentan el engaño son de lo más variados, aunque prevalecen los de auto superación y coaching ontológico: está en ti hacer algo mejor con tu vida. Todos los cómplices de Leonardo Cositorto fueron y son, de hecho, coachs ontológicos, «especialistas en motivación»; hasta una iglesia evangélica llegó a montar quien hoy, desde la cárcel, anuncia que quiere ser diputado (ver aparte). En la estafa que se esparció por Alta Gracia se agregó el condimento especial de los fines benéficos: se prometían no solo rendimientos extraordinarios, sino que para tranquilidad de las conciencias se anunciaba que una parte de la ganancia iría donada a causas tan amplias e incomprobables como «comedores, los incendios en Córdoba o los chicos con hambre de Africa», según relata una víctima. 

Pirámides para todos los gustos

Hay estafas armadas para inversores grandes, medios y para pobres, siempre aspiracionalesSe apunta a gente con dinero en negro y gente que toma créditos para ser estafada, a chacareros y empleados públicos, hasta hubo una «Zoe Azul» en Córdoba creada por policías, dedicada a captar a la «familia policial»Están las versiones progres del tipo telar de la abundancia. Hay de todo en la viña piramidal

Los impulsores de las estafas suelen ostentar fabulosas ganancias de diferentes modos (mucho auto, mucho bronceado y posteo por el mundo); se erigen así en ejemplo de vida. La idea del esquema piramidal implica, también, que los mismos engañados sirven de señuelo para engañar a otros, porque se estimula el reclutamiento por distitnas vías. Cada recomendado suma ganancias para el que recomienda. Y además la estafa se vuelve creíble o fiable en una primera y breve etapa en la que cumple con lo prometido. La página web de Peak Capital Team, por ejemplo (muy burda en su hechura y ya fuera de línea), simulaba transacciones bursátiles, pero sólo era una especie de blef para multiplicar el engaño. Se pedía a la gente que suba allí sus comprobantes de depósito, con lo cual se generaba confianza en otros y otras que veían publicado allí todo el dinero confiado. 

En Trelew

En Trelew la fiscal Rafaella Riccono y el equipo de Ciberdelito del Ministerio Público Fiscal tiene una decena de denuncias recibidas, pero calcula que hay más de un centenar de damnificados. En este pueblo de 60 mil habitantes todos se conocen; la mayoría vive de actividades ligadas al turismo y por ser cabeza de jurisdicción todas las administraciones provinciales y nacionales están allí, con lo cual hay también muchos empleados públicos. Una alta cantidad de población asalariada lo vuvleve, en estos tiempos, terreno fértil. 

«La modalidad es la misma: hay un referente local o más que convocan gente, las reuniones se hacen en lugares públicos conocidos en el pueblo, ahí empiezan a prometer grandes ganancias. Ofrecían hasta un 6 por ciento mensual en dólares, algo que ningún negocio lícito da. Creo que hay mucho de desconocimiento de lo que son las criptomonedas, el trading, el mundo de las finanzas digitales», dice la fiscal a Página/12, al recordar la pátina exótica del armado con una «china» de por medio. 

«Todas las personas tenían que crear un usuario en una billetera virtual real, por lo general recomendaban Lemon Cash, una firma que por cierto es legal y está colaborando mucho con la fiscalía. A la par les decían que creen un usuario en una página web trucha, desde donde supuestamente compraban cripto, pero en realidad estaban transfiriendo a otras billeteras que, en el acto, transformaban ese dinero en decenas de transferencias simultáneas a otras cuentas, y otras y otras, muchas veces robadas o compradas. Por eso es muy difícil seguir el rastro de los titulares reales en el sistema financiero trasnacional», explica. 

Además de pedir que radiquen las denuncias, la fiscal recuerda que las víctimas deben conservar todo comprobante posible de la estafa: no bloquear al estafador, no salir de los grupos, guardar todas las capturas de pantalla posibles. Y cuenta que, lamentablemente, aunque la estafa de San Pedro se volvió mediática a principios de octubre, y generó entonces «un run run» en el pueblo, la página de Peak Capital siguió operando y recaudando dinero allí hasta el pasado 14 de octubre, cuando dejó de funcionar. 

Los millones de la estafa

Algo similar ocurrió con la estafa que prendió en San Pedro y Alta Gracia, entre otras localidades: una vez denunciada públicamente la estafa, lejos de huir los estafadores de Rainbow Ex pidieron un «rescate» de 88 dólares a cada uno de los estafados, casi a modo de extorsión, con la promesa de que así podrían seguir operando y retirar su dinero. Increíblemente, se calcula que unos 8.000 inversores depositaron esta cifra (en USDT, una moneda virtual cuya cotización está atada al dólar), engordando las arcas de los estafadores en unos últimos 700 mil dólares más, antes del cierre definitivo.

Para tener una dimensión de la magnitud de la estafa: un experto en informática que se presentó como colaborador en la fiscalía descentralizada de San Nicolás en San Pedro reveló que, desde el 9 de octubre, cuando la firma trucha bloqueó las extracciones de sus más de 94 mil usuarios, en la plataforma hubo solicitudes de retiro por unos 79 millones de dólares.  

Pablo Díaz Mussi, «auto premiado» junto a un actor polaco.

En Alta Gracia

En la localidad cordobesa de Alta Gracia, los abogados Axel Aurich y Daniela Ferrari llevan presentadas 30 denuncias de estafas y han recibido más de una decena más, trabajan en identificar la cadena de responsabilidades locales y ya elevaron pedidos de detención. La estafa de San Pedro de Knight Consortium se replicó allí pero con un particular diferencial: los estafadores le adosaron la creación de la fundación «Dream Team Alta Gracia Argentina». A todos los que ingresaban a la plataforma de RainbowEx les hacían firmar un acta de compromiso y les solicitaban el 5 por ciento de sus ganancias sean transferidos a la cuenta de la fundación, en el banco Santader Río o una cuenta de Binance. 

¿La excusa? Colaborar con imprecisas causas benéficas en todo el mundo. «Dar para recibir» era parte del discurso de esta organización que se presentaba como «una gran familia», también rodeando la estafa con un discurso motivacional de superación personal. Hacían reuniones semanales en bares, en un salón de fiestas o en casas, donde básicamente instaban a los captados a llevar más inversores. Asociación ilícita, defraudación, estafa y coacción -por el pedido de 88 dólares para que les reactiven la cuenta, al igual que en San Pedro- son los delitos por los que se acusa a una serie de vecinos de Alta Gracia que, en este caso, «dejaron los dedos marcados» con la fundación. 

En el famoso evento con actores polacos, Pablo Díaz Mussi, acusado de ser el principal organizador de esta asociación, se ve sonriente recibiendo un premio (se auto premiaban como parte del engaño). Este empleado de Epec, la empresa de energía provincial, se había tomado un año de licencia sin goce de sueldo para dedicarse a su nueva actividad. Era un emprendimiento floreciente: se calcula que «levantaban» entre 5 y 10 mil dólares diarios. Su hermana Karina, médica policial, también está implicada en la estafa, al igual que otra policía, María Pía Martínez, y el extesorero de famoso Festival de las Colectividades de la ciudad (renunció tras este escándalo) Claudio Murúa. 

Cositorto, a juicio en Goya.

Cositorto, el imputado que quiere ser diputado

Leonardo Cositorto volvió a ser noticia en estos días por el ofrecimiento de arreglo económico que hizo a los damnificados en la causa que se tramita en Corrientes (que la fiscalía rechazó). También porque desde la cárcel dijo a un canal de noticias que el año que viene quiere presentarse como candidato a diputado. La causa principal, con unas 130 víctimas de su estafa, ya fue elevada a juicio en Córdoba capital. Desde Villa María, la fiscal Juliana Companys (la primera en comenzar a pedir allanamientos y quien logró la detención de Cositorto en República Dominicana, donde estaba prófugo) recuerda que está inhibido de disponer de sus bienes, y espera que allí también se eleve pronto la causa a juicio. Hay otras causas abiertas en Carlos Paz y San Francisco. 

«Cuando me propusieron participar en el documental de Netflix (El vendedor de ilusiones: El caso Generación Zoe), acepté justamente para avivar a la gente, dar un mensaje a la sociedad sobre este tipo de ofertas tan distantes de la realidad. Es triste ver que se siguen multiplicando estos engaños», lamenta la fiscal en diálogo con Página/12. «Hay que seguir explicando que la plata no se multiplica por sí sola. Que no existe nada parecido a una inteligencia artificial, una sabiduría del más allá o un robot capaz de predecir los mercados de valores. En la investigación recurrimos a expertos, porque Cositorto decía tener un software predictivo infalible. Ante la pregunta de si tal cosa es posible, todos se nos mataban de risa», recuerda. 

Companys recuerda las tristes consecuencias del tendal que dejó Cositorto en Córdoba: familias enteras peleadas, amistades rotas por la recomendación de Generación Zoe, una persona enferma de cáncer que perdió el dinero de su tratamiento (luego pudo acceder al mismo por otra vía, pero no sin mucha zozobra mediante). Y, según consta en la causa de Córdoba, el suicidio de un joven que tras irse a vivir solo había perdido todos sus ahorros. 

La estafa que trajo a Roger Federer, Usain Bolt y las hermanas Williams

«El esquema ponzi es un fenómeno transversal, hay para todos los bolsillos, para todos los niveles socioeducativos, todas las pretensiones y grupos sociales. Tampoco es nuevo, solo que ahora adquiere esta fachada cripto, que es ficticia porque nunca hay transacciones reales», analiza el periodista Federico Fashbender, quien cubre este tipo de estafas desde hace más de una década. Ubica a la estafa de Hope Founds, con su presidente Enrique Blaksley condenado a ocho años de cárcel, como el primer esquema ponzi de la historia argentina reciente, cuyas principal estrategia se repiten en estos casos recientes.

«Blaksley llegó a tener su propio equipo de polo, propiedades en Miami y Panamá, llegó hasta los Panama Papers y paraísos fiscales como las Islas Vírgenes Británicas. Hope Funds fue sponsor de Adolfo Cambiaso y Bautista Heguy, trajo al país a Roger Federer para un partido con Juan Martín del Potro, a Venus y Serena Williams, a Usain Bolt para que corriera contra el Metrobus en 2013. Era un gran montaje con mucha visibilidad, igual que generación Zoe, en este caso para un público de clase más acomodada. Pero la herramienta era la misma: el contrato mutuo y la promesa de ganancias mágicas», compara. 

«Todas estas estafas pagan al comienzo para que la gente se enganche, difunda y reinvierta. Ahí los propios inversores se convierten en los mejores amigos del estafador, porque son los que difunden la historia. El problema es que nadie es un estafador hasta que otro se reconozca estafado. Y en los esquemas ponzi es muy difícil porque las personas se aferran a la esperanza de que la plata vuelva. Cuando se corta la cadena de pagos la pirámide colapsa, y los más afectados son siempre los de abajo», concluye.

El caso de la financiera Wenance, cuyo fundador Alejandro Muszak acaba de ser arrestado por 524 estafas, es otro esquema ponzi de larga data. «En este caso era un ataque por doble vía: un sistema de micro créditos, préstamos rápidos con altas tasas de interés, y a clientes de mayor poder adquisitivo les ofrecía sus contratos de mutuo. Un ataque ponzi para pobres y para ricos«, califica el periodista, y recuerda que este tipo de estafas se alimentan, en gran medida, de dinero en negro. 

Tan viejo como Ponzi

«Robarle a Juan para pagarle a Pedro» es la premisa básica de todo esquema Ponzi: ir atrayendo nuevos inversores y pagar utilidades a los anteriores con los fondos de los más recientes.​ Con el correr de los años la pantalla de inversión fue variando, hasta llegar a los recientes cripto activos. Pero el engaño lleva un siglo: Aunque hay antecedentes anteriores, fue el italiano radicado en Estados Unidos Carlo Ponzi quien dio su nombre a esta estafa piramidal en 1920.  Su «pantalla» era la venta de cupones de respuesta internacional de correos, en una estafa con la que ganó millones, llegó a comprar la mayoría accionaria de un banco, fue preso y liberado pagando la fianza. Una vez libre retomó la estafa, para volver a dejar sin ahorros a todos los que volvieron a confiar en él. 

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