Se presenta «Más ceniza», de Juan Mayorga, dirigida por Adrián Cardoso, en Patio de Actores. La obra hace confluir en el mismo espacio teatral a tres parejas que están en lugares distintos y distantes.
-
Cecilia Roth vuelve al teatro: «Salgo de mi zona de confort que es estar frente a cámaras»
-
Tantanian: «Eduardo II se reactualiza con el actual gobierno de extrema derecha»
“En esta obra las acciones no se revelan en su desarrollo sino en su interrupción. El espectador tiene la capacidad de anticiparse a lo que vendrá”, dice el consagrado dramaturgo español Juan Mayorga (“Cartas de amor a Stalin”, “El cartógrafo”), a propósito de su obra “Más ceniza”, dirigida por Adrián Cardoso, tras su obra “La boda de la hija del presidente”.
Este texto de Mayorga fue escrito hace 30 años pero se reactualiza en la coyuntura actual, con actuaciones de Cristian Sabaz, Graciela Clusó, Laura Accetta, Roberto Caute, Federico Vilaro y Alexandra Bangert. Se presenta los sábados a las 18 en Patio de actores, Lerma 568. Conversamos con el Mayorga.
Periodista: ¿Cómo son esas tres parejas y las historias que las conectan?
Juan Mayorga: Nos hace atender en el mismo espacio teatral a tres parejas que están en lugares distintos y distantes. Por un lado, está el político que prepara un meeting de adhesión muy necesario en un momento de fragilidad y comparte alcoba con su esposa, una persona frágil a la que no atiende como debería sino que utiliza. Por otro lado está el militar que ha sido elegido como cara visible para derrotar al político mediante un golpe de Estado y ocupará su vacío. Esta junto a su esposa quien tiene una capacidad de decisión y voluntad de acción mayor a la suya. En tercer lugar está quien ejecutará un atentado en el lugar en donde va a tener lugar ese meeting de adhesión. Ese atentado provocaría el vacío que justificaría la irrupción de los militares en el poder. Ese hombre no tiene poder y está junto a su pareja que lo acompaña en ese momento decisivo. El juego teatral nos permite ver a esas tres parejas en un momento fundamental y de peligro, sus vacilaciones, confusión, sus certezas, voluntades, en ese momento de crisis en que todo está en juego.
P.: ¿Cómo es ese tiempo suspendido y la interrupción temporal?
J.M.: Por un lado están los personajes en una situación donde cada segundo cuenta. Hay un reloj en marcha y decisiones que tomar ya. La situación es de extrema urgencia y los personajes están obligados a decidir, no pueden postergar nada. El teatro nos permite que en el tiempo del espectador cohabiten tres tiempos: los de esas tres parejas. Las acciones quedan suspendidas así como la atención del espectador. Más bien la acción queda suspendida ante el espectador que ha de resolver e imaginar como esa suspensión se podría resolver. Imaginará distintos desarrollos posibles. Tal vez el espectador anticipe como esa acción podría desencadenarse.
P.: ¿Cómo es esta novedad de la “quinta pared” que incorpora el director?
J.M.: Es una idea brillante, que los espectadores puedan ver espacios imaginados por los creadores que no se han materializado. Cobrarán existencia en la imaginación del espectador ya que el teatro es el arte de la imaginación. Me siento agradecido hacia el director y equipo por haber elegido esta obra que fue la primera que estrené en el 94. Una pieza que escribí en aquel Madrid llega a Buenos Aires 30 años después y se resignifica. Los actores y director encuentran en ella sentidos que yo no sabía haber escrito. Siempre digo que una obra sabe cosas que su autor desconoce y estoy seguro que Adrián encontró sentidos, dimensiones y alcances que yo no sabía.
P.: ¿Cómo ves ese mundo burgués extinguido y el poder transformador del arte?
J.M.: Los tiempos viejos podrán morir pero aún no han nacido tiempos nuevos. Sin duda vivimos en tiempos de extraordinaria transformación en los que suceden cosas terribles, tienen lugar dos guerras de las que tenemos noticia y posiblemente otras muchas de que desconocemos. Tenemos que estar muy atentos a lo que sucede e intervenir en la medida de nuestras posibilidades. A veces se dice que el teatro no puede cambiar la realidad pero digo que hay que hacerlo como si pudiera cambiarlo, tenemos que hacerlo con esa ambición transformadora. El teatro es el arte de la reunión y la imaginación, de la crítica y la utopía, que nos permite examinar lo que hay e imaginar otros modos de vivir. El teatro es el arte del futuro.
P.: ¿Cómo ves hoy el teatro en España?
J.M.: En Madrid hicieron teatro Lope de Vega, Calderón de la Barca, Valle Inclán y Lorca, entre otros fundamentales, pero debemos ser humildes. En la escena española conviven distintos lenguajes y experiencias teatrales. Hay una escena diversa y un espectador no mayoritario pero sí importante que ha redescubierto el teatro. Desde hace décadas los teatreros argentinos han sido fundamentales en la renovación y desarrollo del teatro español. Hay quienes están a la pesquisa de nuevas formas, y también están quienes elijen formas que ya conocemos, todos aportan obras importantes.