viernes, 15 noviembre, 2024
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Sudán, Sudán del Sur, Palestina, Haití y Malí se enfrentan a una «situación de hambre catastrófica», según la ONU

La ONU ha alertado este jueves de que las poblaciones de Sudán, Sudán del Sur, Palestina, Haití y Malí, los territorios del mundo más afectados por la desnutrición, hacen frente a una «situación de hambre catastrófica» que podría empeorar durante el próximo año y que hace necesaria la adopción de medidas urgentes.

En un informe sobre el avance de la desnutrición en el mundo de cara al próximo año, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han alertado de que estos cinco territorios, que corren el grave peligro de caer en una hambruna inminente, necesitan la puesta en marcha de medidas de urgencia lo antes posible.

El director general de la FAO, Qu Dongyu, ha señalado que la situación en estos cinco lugares, considerados de «mayor preocupación» es ya «catastrófica» dado que la población experimenta una «falta extrema de alimentos que se ve incrementada debido a la escalada de los conflictos, las crisis climáticas y los problemas económicos».

Así, ha aseverado que para poder salvar vidas y evitar un «hambre agudo», es necesario lograr «un alto el fuego humanitario que restituya el acceso a alimentos y reactive la producción local de alimentos». «Pero estas acciones no son suficientes; necesitamos medidas a largo plazo para la estabilidad y la seguridad alimentaria», ha señalado.

«La paz es un prerrequisito para la seguridad alimentaria. Sin paz y estabilidad, los agricultores no pueden hacer crecer sus alimentos, ni cosechar, ni sostener sus medios de vida. El acceso a la comida no es solo una necesidad básica sino un derecho humano fundamental», ha aseverado.

El informe ‘Puntos críticos de hambre: alertas tempranas de la FAO y el PMA sobre la inseguridad alimentaria aguda’ alerta a su vez de que la inseguridad alimentaria aguda aumentará en magnitud y gravedad en 22 países y territorios del mundo a lo largo del próximo año.

El documento advierte, además, de que la propagación del conflicto, particularmente en el Oriente Próximo –sumada a factores climáticos y económicos estresantes– está empujando a millones de personas al borde del abismo. Asimismo, destaca las consecuencias regionales de la crisis en la Franja de Gaza, que ha visto a Líbano sumirse también en el conflicto.

En este sentido, sostiene la existencia de un patrón climático derivado del fenómeno La Niña, que podría afectar al clima hasta marzo de 2025 y amenaza los frágiles sistemas alimentarios en regiones ya de por sí vulnerables, al tiempo que pide una acción humanitaria urgente para salvar vidas y medios de subsistencia y prevenir el hambre y la muerte en puntos críticos.

ZONAS DE GRAN PREOCUPACIÓN

La ONU estipula cinco niveles de gravedad en relación con la desnutrición, de los cuales el más bajo implica un riesgo mínimo a sufrir hambre, mientras que los dos últimos niveles abordan situaciones de emergencia y, en el peor de los casos, una situación catastrófica o de hambruna.

Países como Chad, Líbano, Birmania, Mozambique, Nigeria, Siria y Yemen están clasificados como puntos críticos de muy alta preocupación, donde un gran número de personas se enfrentan o se prevé que enfrenten a niveles críticos de inseguridad alimentaria aguda.

Esta situación, según el informe, está impulsada por factores que amenazan con profundizar condiciones que ya ponen en peligro la vida, como en Kenia, Lesoto, Namibia y Níger, que se han añadido a la lista de zonas críticas de hambre, mientras que la situación en Burkina Faso, Etiopía, Malaui, Somalia, Zambia y Zimbabue podría deteriorarse aún más durante los próximos meses.

«Los conflictos y la violencia armada siguen siendo las principales causas del hambre en numerosos puntos de riesgo, alterando los sistemas alimentarios, desplazando poblaciones y obstruyendo el acceso humanitario», recoge el texto, que prevé un recrudecimiento del conflicto en países como Sudán.

Por su parte, la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, ha afirmado que «en todo el mundo, los conflictos están aumentando, la inestabilidad económica está aumentando y los desastres climáticos se están convirtiendo en la nueva norma», por lo que ha instado a un «apoyo político y financiero más eficaz» para que «el personal humanitario pueda sacar adelante soluciones que aborden el hambre y las necesidades a largo plazo».

«Es hora de que los líderes mundiales den un paso al frente y trabajen con nosotros para llegar a los millones de personas en riesgo de morir de hambre: brindando soluciones diplomáticas a los conflictos, utilizando su influencia para permitir que los trabajadores humanitarios trabajen de manera segura y movilizando los recursos y las alianzas necesarias para detener la crisis mundial», ha manifestado.

MÁS ALLÁ DE LOS CONFLICTOS

La ONU también ha hecho hincapié en la importancia de ir más allá de los conflictos y abordar la variabilidad climática y su efecto sobre la inseguridad alimentaria aguda en muchas regiones del mundo.

Está previsto que los efectos del patrón climático de La Niña, que afectará significativamente al clima a nivel global desde noviembre de 2024 hasta marzo de 2025, exacerben aún más algunas de las crisis alimentarias que ya atraviesan las poblaciones en diversas partes de mundo.

Aunque algunas áreas pueden beneficiarse de mejores condiciones agrícolas, es probable que La Niña cause inundaciones devastadoras en países como Nigeria y Sudán del Sur, mientras contribuye a la sequía en Somalia, Kenia y Etiopía. Estos fenómenos meteorológicos extremos amenazan los sistemas alimentarios ya frágiles y ponen a millones de personas en riesgo de padecer hambre.

Por ello, desde la ONU destacan el papel fundamental de adoptar medidas tempranas y específicas para evitar un mayor deterioro de la crisis y evitar una mortalidad masiva relacionada con el hambre.

Así, la FAO y el PMA hacen un llamamiento a los líderes mundiales a priorizar la resolución de conflictos, el apoyo económico y las medidas de adaptación climática para proteger a las poblaciones más vulnerables del borde de la hambruna y evitar pérdidas humanas.

«Aquellos que toman las decisiones deben aumentar el presupuesto en la ayuda contra el hambre e intensificar los esfuerzos diplomáticos para mejorar el acceso a ayuda humanitaria y poner fin a los conflictos», incide el texto.

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