- 3 minutos de lectura‘
“La iniciativa surgió hace 16 años gracias al grupo de catequesis de la parroquia San Luis Gonzaga”, señala Carolina Ramos, directora de Turismo y Cultura de Capioví. “El primer año, los papás y los catequistas decoraron la iglesia con adornos cada vez más lindos. Entusiasmados, al año siguiente la decoración fue más grande, vistosa y abarcaba otros espacios del pueblo”, agrega la directora de turismo de esta localidad de la provincia de Misiones, que está sobre la RN 12, entre Posadas y Puerto Iguazú.
Poco a poco, Capioví fue ganando fama de ser “el pueblo más navideño de Argentina”. Cada diciembre convocaba visitantes de localidades cercanas, como Ruiz de Montoya y Puerto Rico. “En un principio era una movida chiquita y popular, pero pronto requirió la intervención del municipio, que desde entonces aporta personal y recursos. En la actualidad, la movida está íntegramente organizada por la municipalidad”, apunta Carolina Ramos.
“El grupo de trabajo se compone de coordinadores y de un equipo de montaje y electricidad, que son empleados municipales. Pero, además, hay alrededor de veinte voluntarios –en general son personas mayores– que participan por amor al pueblo. Con sus manos arrugadas cortan las botellas, le dan calor para moldearlas y arman los adornos. Integran un grupo organizado y muy lindo, que está liderado por Úrsula Kleiner y Martita Werle, que se capacitaron en Gramado, Brasil y se volvieron en expertas en este tipo de decoración”, señala la directora de Turismo. “Como estamos comprometidos con el medioambiente, los adornos se confeccionan con material reciclado: botellas, bolsas de leche en polvo, tapitas, argollas de bidones de agua, por ejemplo”, agrega Carolina. Y detalla que, hasta Navidad, se puede visitar a Papá Noel en su casita, que está en la Plaza de los Pioneros, para entregarle la carta con los pedidos.
“La decoración navideña se arma todos los años en noviembre y se expone hasta fines de enero, que es cuando se retira, se lava y se guarda con mucho cuidado en talleres y galpones preparados para tal fin”, comenta Carolina Ramos. Aunque apunta que, en esta localidad de 8.000 habitantes, no sólo se celebra la Navidad, sino que todo el año hay fiesta. De febrero a julio se monta la Pascua en Capioví, y durante el invierno se convoca la Fiesta del Turismo Rural, que pone en valor a los productores del campo de la zona.
“Este año, la noche de la apertura de la fiesta navideña convocó a 5.000 personas alrededor del árbol, en la plaza, y se montó una feria gastronómica. Encendimos el árbol, que estaba repleto de mariposas monarcas como metáfora de renacimiento y renovación”, cuenta Carolina. Sin embargo, lamenta que el 1ro de diciembre el árbol, que tenía 14 metros de alto y estaba armado con más de 15.000 botellas, se prendió fuego y desapareció en segundos. “El incidente se debió a un cortocircuito. El árbol estaba confeccionado con material que es muy combustible… No pudimos hacer nada”, señala Carolina, pero celebra que la localidad ya está trabajando en un nuevo árbol que estará listo para Nochebuena.
Seguí leyendo
Conforme a los criterios de