La historia empezó el verano pasado. El gobierno de Javier Milei envió al Congreso Nacional un proyecto faraónico con el objetivo de rediseñar de arriba a abajo todo el país en favor del gran poder económico. Una fiesta de desregulaciones, entrega de los bienes comunes naturales y reforma laboral.
Desde entonces, el parlamento fue escenario de rosca. Los grandes empresarios hicieron lobby. Los gobernadores negociaron lo suyo. Los distintos partidos del régimen se dedicaron al tira y afloje. Pero ninguno de todos ellos quiso voltear la ley, ni mucho menos. Sin los votos de los colaboracionistas, los peronistas y radicales con peluca, los que aportaron un quórum clave como Lousteau, los que aceptaron un cargo o una valija, los que votaron en contra pero llevaron en sus listas a gente que sí votó a favor o parloteaban mucho adentro pero eran cómplices de sus jefes sindicales que afuera se negaron a movilizar: sin todos ellos, no hubiera habido Ley Bases para un gobierno que es minoría en ambas cámaras del Congreso Nacional. Les llevó seis o siete meses, pero finalmente la consiguieron.
Sin embargo, hoy se sabe mucho más. Edgardo Kueider fue detenido en Paraguay con más de 200.000 dólares sin declarar. Cabe recordar que sin su voto en el Senado no se hubiera dado aquel empate que Victoria Villaruel definió después con su voto. No hay dudas: la ley bases está manchada por corrupción y es totalmente nula. Como en su momento lo fue la Ley Banelco del gobierno de Fernando de la Rúa.
Aún así, hoy los principales medios de comunicación hegemónicos están dedicados a ocultar lo evidente. Llenan sus espacios con las declaraciones de Javier Milei y Victoria Villarruel peleándose entre sí, con buscar «culpables» en Luis Juez o Sandra Arroyo Salgado, con las especulaciones del macrismo o del radicalismo hacia 2025 o con cómo quedó ubicado el kirchnerismo. Son cómplices de hacer una operación para ocultar que ninguno de todos estos partidos quiere hacer lo evidente, que es declarar la nulidad total de la ley corrupta. Todos especulan con las próximas elecciones y nadie quiere hacer lo que se cae de maduro que es voltear esta ley enormemente favorable a los poderosos mientras se ajusta terriblemente a jubilados y jubiladas, a la educación pública, la salud o los salarios.
El diario Clarín llegó al colmo de decir que la izquierda tenía una «interpretación curiosa» del escándalo al decir que la ley debía ser nula. ¿Tan curioso es decir que una ley corrupta no tiene ninguna validez? Lo «curioso» debería ser legitimar este escándalo. Y pensar que algunos medios hablan tanto de «república».
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Se trata de una operación de encubrimiendo en gran escala: quieren poner a resguardo los intereses del gran capital que gana con la Ley Bases y ocultar la complicidad de liberales, macristas, peronistas y radicales que no la quieren hacer caer.
Este 20 de diciembre habrá una gran movilización al cumplirse 23 años de la rebelión de 2001 y a un año de gobierno liberfacho. Entre nuestras banderas se leerá bien grande: abajo la ley corrupta!
Clarísima @myriambregman. La Ley Bases debe ser derogada. pic.twitter.com/joL3bn3aVN
— Dante López Foresi (@DanteForesi) December 13, 2024