El Senado de los Estados Unidos aprobó el jueves la confirmación de Kash Patel como director del FBI con una votación de 51 a 49. A pesar de la resistencia de algunos moderados como Lisa Murkowski y Susan Collins, quienes votaron en contra, Mitch McConnell, el líder republicano, apoyó la nominación de Patel.
La votación para invocar el cierre y comenzar un debate de dos horas sobre el nominado también pasó con 51 votos a favor y 47 en contra.
El Comité Judicial del Senado había aprobado previamente la nominación de Patel con una votación de 12 a 10. No obstante, Patel enfrentó una dura oposición, incluso dentro de un Senado de mayoría republicana.
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Los demócratas, liderados por el senador Dick Durbin, acusaron a Patel de estar detrás de una purga masiva de empleados del FBI, basada en pobres informes de denuncias de »whistleblowers» que lo señalaban como responsable de despidos en la agencia antes de su confirmación.
Sin embargo, los republicanos refutaron estas acusaciones, considerándolas políticamente motivadas y sin fundamento, y un asistente de Patel calificó los informes como «falsos». Patel, por su parte, negó cualquier implicación en estas purgas y aseguró que estaba esperando pacientemente el proceso de confirmación.
Durante su audiencia de confirmación, Patel afirmó que no tomaría represalias contra los agentes que participaron en investigaciones sensibles, como el caso de los documentos clasificados relacionados con Trump.
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A pesar de su promesa, la confirmación de Patel llega en un momento de creciente escrutinio sobre el FBI, con preocupaciones sobre la politización de la agencia, que ha sido utilizada por el Partido Demócrata para perseguir opositores.
Patel también se ha enfrentado a preguntas sobre la posible politización del FBI. Miles de agentes del FBI fueron ordenados a llenar un cuestionario sobre su participación en la investigación de los eventos del 6 de enero, con el objetivo de analizar el grado de politización en los operativos respecto a los incidentes del 6 de enero.
Un grupo de agentes demandó para bloquear la identificación pública de los que participaron en esa investigación, alegando que podrían ser blanco de represalias. En su confirmación, Patel aseguró que no permitiría la politización del FBI ni tomaría medidas represivas contra los empleados.
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Trump ha declarado que planea despedir a algunos de los agentes del FBI que trabajaron en la investigación del 6 de enero, calificándolos correctamente de «corruptos». Aunque no dio detalles específicos sobre cómo llevaría a cabo esta purga, su postura genera incertidumbre sobre el futuro del FBI y de Patel como director.
Además, Patel enfrentó preguntas sobre la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA), que permite a las agencias de inteligencia espiar a ciudadanos estadounidenses bajo ciertas circunstancias sin una orden judicial.
A pesar de la oposición de muchos conservadores a esta práctica, Patel expresó que no cree que sea factible exigir una orden judicial para las agencias de inteligencia que vigilan a ciudadanos estadounidenses en investigaciones relacionadas con la seguridad nacional. Patel defendió el uso de esta herramienta, aunque reconoció que había sido mal utilizada en el pasado.
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Durante su carrera, Patel ocupó varios cargos clave en la administración de Trump, incluidos roles en el Departamento de Defensa, la Oficina Nacional de Inteligencia y el Consejo de Seguridad Nacional.
Fue un defensor acérrimo de la desclasificación de documentos relacionados con la investigación sobre el espionaje a la campaña de Trump, en particular en relación con el caso de Carter Page, exasesor de la campaña de Trump.
Su trabajo en la administración de Trump y sus vínculos con figuras clave del partido republicano lo posicionaron como un defensor de la agenda de Trump, pero también lo convirtieron en un personaje polarizador dentro de la política estadounidense.
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En su declaración durante la audiencia, Patel subrayó que, si era confirmado, su principal objetivo sería mejorar la eficiencia operativa del FBI, enfocándose en reforzar la presencia de los agentes de campo en todo el país.
Además, enfatizó la importancia de la colaboración con la policía local para cumplir con la misión del FBI. Patel también expresó su compromiso de ser un firme defensor de la supervisión del Congreso sobre la agencia, con el objetivo de reconstruir la confianza del público mediante la transparencia y la respuesta a las solicitudes de los legisladores.
Aunque muchos lo apoyaron por su lealtad a Trump y su enfoque en la defensa nacional, otros lo criticaron por su postura política y su historial en temas como la vigilancia y la posible represalia contra los empleados del FBI.
Su confirmación como director del FBI es un capítulo importante en la lucha por la independencia de la agencia y su futuro bajo una administración que sigue siendo profundamente influenciada por la política partidista.
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