Bailar en el imponente escenario del teatro Colón no es para cualquiera. Su atmósfera, su rica historia, prestigiosa orquesta y sobre todo la exigencia del público habitué, obligan a un nivel de perfección casi total. Y si ya el ballet merece un plus de disciplina más que cualquier otra danza, ver la pasión que le imprimen los jóvenes que integran el cuerpo principal de baile del Teatro Colón, explica por qué cada una de sus funciones roza la excelencia.
Entre esas caras iluminadas que conforman el grupo, está la de María Rocío Agüero, de 25 años y 1,65 metros de altura, quien ingresó a la Escuela a los diez años siendo una niña y tras hacer las inferiores y depurar la técnica, debutó en 2019 como elenco estable. En 2022 se convirtió en solista y primera bailarina y hoy es una de las artistas con mayor proyección de su camada. A diferencia de lo que uno se imagina, su sueño actual es seguir disfrutando del lugar que ocupa, sin planificar una carrera en el exterior. A días del estreno de la obra “Carmen”, sonríe cuando entra en la cuenta de que está siendo dirigida por dos de los bailarines más grandes de la historia, Julio Bocca y Marcia Haydée.
Noticias: ¿Cómo surgió el interés por el ballet?
Rocío Agüero: Fue amor a primera vista. Mi hermana empezó a hacer gimnasia deportiva en Unión Vecinal Saavedra y mi mamá la llevó conmigo al club donde la esperaban sus compañeritas del colegio. Yo tenía tres años. Llegamos 15 minutos antes y estaba terminando una clase de danza para niñas. Cuando las vi con el tutú, le dije a mi mamá que quería hacer eso. Ella cuenta que le tiraba del pantalón y me empaqué: “Quiero hacer eso, quiero hacer eso”. Y como buena taurina que soy, no paré. Le preguntó a la profesora si podía hacer y arranqué a modo de iniciación. Y no paré nunca más.
Noticias: ¿Bailaba y escuchaba música clásica o hasta ahí nada?
Agüero: Nada. Cero música y mucho menos clásica. Ni dos pasos bailaba. Y ahí estuve hasta los seis años hasta que mi profesora Ana Laura, una genia, le dijo a mi mamá que me veía con muchas ganas y que en ese lugar ya había llegado a un techo, y me recomendó la fundación de Julio Bocca. Fui a la sede San Isidro, donde tuve la suerte de tener a Patricia Carraro como profesora.
Noticias: ¿En todos sus años de estudio no hubo un momento donde desaceleró?
Agüero: En el interín mi madre intentó cambiarme de ritmo. Me llevó a jazz y otros estilos pensando que me iba a divertir más porque eran más movidos. Ella cuenta que me llevó a la escuela de Reina Reech y cuando volvíamos en el auto me pregunta si me había gustado la clase y le contesté: “Sí, pero prefiero la que es más despacito”.
Noticias: ¿Cómo vivió el paso a la Fundación Bocca?
Agüero: Lo viví bien. Siempre fui muy inconsciente. Como lo hacía porque me gustaba, siempre disfruté de bailar. Claro que ya debía ser disciplinada y tener una actitud de trabajo, pero lo disfrutaba. Yo quería bailar y si tenés claro eso, es tu mejor motor. Por esos años, Julio Bocca presentó una obra junto a Alessandra Ferri y los fuimos a ver. Yo tendría unos siete años. Cuando salimos le dije a mi mamá que quería bailar como Julio Bocca. “No”, me dice ella, “tenés que bailar como la chica”, y yo: “no, como Julio Bocca”. Quería bailar como él. Lo íbamos a ver seguido, tenía todos sus DVDs. Los miraba en el living y hacía las mismas coreografías. Admiración absoluta.
Noticias: La danza clásica, al igual que los deportes profesionales, quita infancia y adolescencia.
Agüero: Igual. Me perdí cumpleaños y salidas con amigas, pero eran más las ganas de ir a danza que hacer cualquier otra actividad. Mis jornadas eran agotadoras. Hoy valoro mucho el esfuerzo que hizo mi mamá que siempre me acompañó y apoyó. Como ella trabajaba como secretaria en mi mismo colegio, la esperaba y nos íbamos juntas a San Isidro primero y luego al centro. Recuerdo de volver de la fundación de Julio y estar estudiando o leyendo un libro y quedarme dormida. Mi mamá me decía: “Dale Rochi, prestá atención que mañana te toman esto”.
Noticias: ¿Terminó el colegio?
Agüero: Sí, pero en sexto grado me cambié porque ya había pasado al Colón y tenía clases a la mañana y ensayos a la tarde noche. Ya estaba metida de lleno en la danza. Me la pasaba mirando videos de Tamara Rojo, Alessandra Ferri y Polina Semiónova. Miraba sus variaciones, aprendía las coreografías y cuando venían los profesores a enseñarnos, yo ya las sabía.
Noticias: ¿Cómo manejó la exigencia del mundo de la danza?
Agüero: Siempre fui muy autoexigente, pero cuando mi cuerpo empezó a cambiar por el paso de niña a mujer, había momentos donde no me reconocía y ahí empecé a ver otro panorama de la danza. Es un problema porque tu cuerpo cambia, pero por suerte estuve muy bien acompañada y asesorada. Es muy fácil pasarte para el otro lado porque inicias una profesión con un cuerpo y a los 12 o 13 años te cambia por completo. Yo tampoco era una talentosa nata, entonces toda mi vida fue de mucha práctica y eso me tenía enfocada. Mis primeras clases con las zapatillas de punta fueron un desastre. Una de mis primeras profesoras, Katty Gallo, me dijo que no creía que podía llegar adonde llegué cuando me veía de chica. No digo que no haya trastornos en el mundo de la danza, pero por suerte no fue mi caso.
Noticias: Estudió seis meses en Estados Unidos.
Agüero: Otro nivel organizativo y de exigencia. Teníamos tres clases por día: ensayo, partener y contemporáneo. Muchísimo porque acá tenía solo una hora de clase de técnica, otra de repertorio, una hora de algo más y listo. Había chicos de todas las nacionalidades. Las norteamericanas son muy buenas, las rusas eran impresionantes. Igual los argentinos estamos bien considerados, por eso en todos los grandes ballets del mundo hay una argentina entre sus figuras.
Noticias: ¿Cuánto hay de acting en un bailarín?
Agüero: Mucho. Una vez que tenés la coreografía aprendida, comenzás la actuación del personaje. A la técnica tenés que agregarle pasión y actuación. Mi primer protagónico en el Colón fue justamente “Carmen”. Y en esas semanas estaba re Carmen. Absorbí el personaje. Me acuerdo de estar caminando por la calle y ver el mundo desde los ojos de Carmen. Hay personajes más iluminados y otros más oscuros. El año pasado hice “Giselle” y son roles que te exigen una personalidad opuesta a la tuya. El drama se te hace piel.
Noticias: Estrena “Carmen” bajo la dirección general de Julio Bocca y las coreografías de Marcia Haydée.
Agüero: Un sueño cumplido más. Bailar bajo la dirección de dos de los mejores bailarines de la historia es muy fuerte. Por un lado mucha presión, pero por el otro mucho disfrute. Y se aprende mucho. Marcia sabe transmitir la técnica porque lo hace con mucho amor. Te exige pero cada indicación es una clase particular de danza. Y Julio Bocca es impactante. Pasé de verlo en videos a tenerlo a metros dándome indicaciones. Te hace sentir los ensayos, busca la perfección y su búsqueda puede ser nuestra consagración.