Foto: Daniella Fernández
La mera existencia de La Ferni es problemática para muchos, un alivio para otres. Yamila Cafrune, el más cálido abrazo lleno de viveza y juego.
Jueves 12 de junio. En una noche fría en el barrio de San Telmo se formó una poderosa trinchera del amor. El lugar, Torquato Tasso un fino, pero nada ostentoso bar de luces tenues, una pared de espejos y un amplio escenario. El público reunido en mesas conversando y compartiendo una cena previa al show. Entre la condena a CFK, la lucha del Garrahan, la represión a jubilados, nos damos un respiro a puro folklore.
Sentado a un costado en una de las mesas, me mimetizo entre una junta variopinta en la velada criolla que les artistas titularon Cantoras de oficio.
Resumen de las cantantes
Como dos amigas —de diferentes historias que se juntaron a divertirse un rato— La Ferni y Yamila nos llevaron por un floreado camino cargado de Tango, Zambas, Chacarera y hasta nos regalaron dos himnos de Charly, lo que nos llevó a repensar la palabra Folklore. “Folk” se refiere a pueblo o gente y “Lore” a historias o relatos, entonces se lo asocia a lo más tradicional de nuestra cultura. Pensando un poco más allá podemos ver a Charly (García) o el otro Carlos (Gardel) como artistas folklóricos, quien se anima a decir que gente como ellos no son cantores del pueblo. Todo recae en la importancia de las canciones que cuentan la historia de nuestro pueblo, como argentinos, criollos o latinoamericanos.
El inicio se marcó al ritmo de una copla, los músicos a sus firmes posiciones esperaban a Yamila y a La Ferni quienes bajaron por una escalera desde el fondo del salón, así empezaron a caminar en paralelo desde los dos costados. Ya el día terminó y el latido de dos cajas copleras dan inicio al momento, las voces empezaron a recorrer la sala tímidamente hasta que se elevó como un viento que me dejó con la mirada fija al frente abajo del escenario donde nuestras cantoras se reunieron trenzando las voces para dar comienzo.
Entre chiste y anécdota nos traen a la mujer que probablemente nos inició a casi todxs en la música. Soltando el swing con gracia nos cantaron “El Reino del Reves” de Maria Elena Walsh, con una pícara sonrisa suelta Yamila: «Me dijeron que en el reino del revés/ Nadie baila con los pies/ Que un ladrón es vigilante y otro es juez/ Y que dos y dos son tres». El público aplaude entre risas y gritos alegres. Así empezamos a soltar un poco el presente social y se forma el íntimo espacio momentáneo de un show que invita a sentir un poco más y pensar un poco menos por un ratito.
La noche continuó y como en un los volados de un vestido criollo en el zarandeo nos soltamos al ritmo de la zamba de Cafrune “No te puedo olvidar” o el vals “Flor de lino”, musica para pensar el amor y no quedarse frío cuando se viene la noche.
Ya bien entrados en la mitad de show nos comparte Yamila un relato del Cosquín, de hace unos años, acerca de las conversaciones con la organización del tradicional festival folklórico. “Se quejan de que no hay juventud y después se quejan de como suena la juventud”. Así continuamos con Tango, primero instrumental y luego la canción “Nada” de Julio Sosa cantado por La Ferni, mientras canta Yamila la mira encantada entre un leve llanto golpeándose el pecho.
Son escenas como esta que muestran la calidez de su sociedad. La noche continuó con el homenaje a Charly con todo el público acompañando con alegría los coros de “Inconsciente Colectivo” y “Seminare”.
Luego de los aplausos cuando bajo la efervescencia descansamos en un poema que recitó Yamila llamado “Catacumbas” de Susy Shock, el mismo cierra con la poderosa frase: «Estamos detalladamente/ haciendo la poesía/ de los nuevos tiempos».
Para seguir con una chacarera que nos regaló una imagen fraternal de baile bajo el escenario y al finalizar se tomaron un momento de agradecimiento a todo el personal encargado del show. También una mención especial a las luchas de las, los y les trabajadorxs del Garrahan y la petición por la paz en especial en 2 lugares remarca Yamila, en Palestina y en la República del Sahara Occidental. El aplauso inevitable aprueba y se continúa con alegría para comenzar a dar cierre a esta mágica noche al grito de “¡Viva la Matria!”.
El show cierra con una chacarera doble que le da un sentido poderoso y valiente a la jornada. Retumba el leguero y las guitarras abren el paso suena “Amor en las trincheras” para dar cierre al final de la canción bajan las cantoras a encontrarse en un abrazo con su gente querida mientras el público acompaña la canción ya sin micrófonos nos sumamos a cantar para hacer trinchera y cerrar de la mejor manera.
La voz de La Ferni oscila entre una suave caricia y el más intempestuoso trueno que sacude las paredes internas del alma y Yamila Cafrune, con un profesionalismo impecable logra una variedad de estilos y formas fiel a su firme autenticidad demostrando como se puede respetar una tradición sin perder la originalidad.
Una vez más la música me enseña que el arte es a veces el reflejo de la experiencia humana en la expresión de una forma direccionada con voluntad, pero al mismo tiempo es un espacio, un lugar y una posibilidad para lograr los más profundos cambios y despertar lugares internos que uno cree apagados. Yo como músico a veces me encuentro en el encierro de la práctica, el estudio y la creación pero ellas me enseñan que no se puede hacer arte sin mirar hacia afuera.
Patricio Resnik