Leonardo Scatturice acaba de quedarse con Flybondi. Sí, la aerolínea low cost que se vendía como emblema de la libertad de volar y que ahora tiene de principal accionista a un empresario que viene del mundo de los vuelos privados, pero también del espionaje.. Un personaje con un currículum tan variado como dudoso. Y que, aunque ahora opera desde Miami, tiene más conexiones en Buenos Aires que Aeroparque en semana de lluvia.
La operación fue informada con un comunicado: COC Global Enterprise, un fondo estadounidense con intereses en tecnología y aviación, se convirtió en el principal inversor de Flybondi. Pero el dueño de COC es Scatturice, un nombre que no aparece por primera vez en las noticias. Y tampoco por última.
Scatturice tiene varias vidas. Fue agente (o algo parecido) de Inteligencia, tuvo un paso por la Policía Federal, y en el mundo de los espías se lo conocía por su cercanía a la facción de Fernando Pocino, el archienemigo de Antonio Stiuso. Esa interna, que explotó en los años del kirchnerismo, lo puso en el radar: su empresa C3 Consultings terminó espiada y su teléfono pinchado. En esas escuchas aparecía hablando de política, encuestas, y hasta de los viajes de Lanata. Como para no llamar la atención.
Después se fue del país. Se instaló en Panamá y luego en Estados Unidos. Se casó con una norteamericana, Diana Marquardt, y empezó a jugar en otras ligas. Dejó de ser un operador menor para transformarse en algo más ambicioso: un empresario con ambiciones globales. Fundó empresas, compró propiedades de lujo en Miami, se rodeó de amigos poderosos. Algunos conocidos: Daniel Hadad, Mario Montoto y Santiago Caputo en los últimos años.
En Argentina volvió a la primera plana este año, cuando su avión Bombardier 5000 aterrizó en Aeroparque con más de una decena de valijas que nadie quiso revisar. La pasajera era Laura Belén Arrieta, empleada suya. La Aduana quiso intervenir, pero una llamada “de arriba” frenó todo. El avión quedó en un hangar de Royal Class, una empresa que también lo tiene a él como dueño informal (pero con documentos formales).
Cuando se supo que compraba Flybondi, algunos lo asociaron con la anécdota del avión y el misterio. Lo cierto es que Scatturice no es solo el nuevo dueño de una aerolínea. Es también asesor del gobierno de Milei, habla con Santiago Caputo, es proveedor del Estado en plataformas como Educ.Ar y Trenes Argentinos, y uno de los organizadores de la versión criolla de la CPAC, el evento insignia de la derecha internacional. Desde Washington maneja su consultora Tactic Global, especializada en lobby y con un peso pesado como Barry Bennett, exasesor de Trump, en el equipo.
Scatturice no vuela bajo. Tiene aviones, una red de empresas, socios que lo cuidan y operaciones que lo favorecen. A veces aparece en las fotos con premios empresariales, otras con amigos influyentes en los jardines del Continuum South Beach. Y ahora suma una aerolínea.
Flybondi prometía que volar era libertad. Con Scatturice al mando, el eslogan puede tener turbulencias. Y alguna valija sin declarar.