La tasa de interés en pesos es muy negativa frente a la inflación. Sin embargo, la caída en la cotización de la divisa estadounidense dio lugar a ganancias en moneda dura.
En febrero, el dólar oficial subió un 1,9% y los alternativos -ya sea en su versión blue o financiera– cerraron con bajas de entre 12% y 16%. Esa relativa calma cambiaria, a la que la economía argentina se había desacostumbrado, dio como resultado que los plazos fijos en pesos rindieran tasas positivas medidas en dólares, lo que en la jerga financiera se conoce como “carry trade”.
Esto significa que, luego de percibir la tasa durante un mes, el inversor podía comprar más dólares que al comienzo del período. Esa situación tuvo la particularidad de haberse dado a pesar del fuerte recorte de las tasas reales en pesos, que pierden la carrera contra la inflación.
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“El contado con liquidación medido con acciones recortó 16,6% en el mes y la tasa en pesos de los plazos fijos tradicionales fue de 9,1%. El carry trade de febrero fue de 31%, el más alto en 30 años”, indicó Nery Persichini, jefe de Research & Strategy de GMA Capital.
“El hecho de que no encontremos una tasa real tan baja desde la hiperinflación no fue impedimento para que el carry trade floreciera. Es que pesó más la apreciación nominal de la moneda local, algo que potenció aún más su fortaleza relativa en términos reales contra el dólar”, había explicado esa misma compañía en un informe reciente. Y agregaba que, por la revalorización del peso, las inversiones en moneda local tuvieron el mejor comienzo de una gestión presidencial en lo que va del siglo XXI.
Una opción de alto riesgo
En este tipo de estrategias la volatilidad puede ser muy alta porque cualquier suba del tipo de cambio -o recorte en las tasas de interés- evapora los rendimientos. Mientras que en febrero el carry trade de los plazos fijos superó el 30%, a mediados del mes anterior había perdido 14% medido en moneda dura, según cálculos de GMA Capital.
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Al respecto, desde Portfolio Personal Inversiones (PPI) destacaron que la apreciación del peso tiene que ver más con los flujos de inversión que con los fundamentos de la economía. “A nuestro criterio, resta el delivery de resultados fiscales y la presentación de un plan de estabilización. Considerando este elemento y que las depreciaciones suelen ser muy abruptas, nos mantenemos cautos con el carry trade”, indicaron.
De todos modos, los analistas de PPI dijeron que mientras la distancia entre el dólar oficial y el financiero se mantenga en niveles relativamente bajos, los exportadores seguirán ingresando dólares. “Por ende, el flujo podría ganarle a los fundamentals en el corto plazo, poniéndole un techo a la cotización del contado con liquidación y extendiendo su tendencia a la baja”, anticiparon. Si eso sucede, el carry trade seguirá siendo una opción atractiva.
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“El dólar no sólo que no estuvo planchado sino que estuvo a la baja: cayó casi 15% en el mes”, resaltó Francisco Mattig, portfolio manager de Consultatio. Al analizar las razones que le quitaron presión al dólar financiero, mencionó:
- Las mayores liquidaciones diarias del agro en febrero, que aumentó la oferta porque ingresan el 20% de las divisas al tipo de cambio financiero.
- El éxito del bono en dólares del Banco Central para los importadores, en tanto pudo descomprimir la demanda de divisas por parte de empresas con pagos pendientes al exterior.
- La licuación de los stocks de pesos y el efecto de la recesión, que puede obligar a algunos actores menores de la economía a financiarse con venta de dólares.
“Son todas explicaciones ex-post que hacen que, justamente, la apuesta de carry trade que con el diario del lunes sabemos que salieron bien, sean riesgosas ex-ante (antes de conocer el resultado)”, recordó Mattig.