La muerte de Selva Alemán significó un verdadero sacudón al mundo del espectáculo. Fue el pasado 3 de septiembre cuando se dio a conocer que la reconocida actriz falleció de manera sorpresiva a raíz de un infarto. Dejó este mundo con 80 años, dejando un vacío enorme en todos, sobre todo en su esposo Arturo Puig.
El dolor para Arturo ha sido y sigue siendo enorme. Fueron pareja por cincuenta años, por lo que la ausencia de Selva es algo muy significativo. Por estos días se cumplieron dos meses desde su partida, aunque el tiempo no cura la profunda herida que dejó en el prestigioso actor, que todavía sigue lamentando mucho su muerte.
Arturo y Selva venían encabezando una obra teatral que fue reconocida recientemente, algo que generó sentimientos encontrados en el protagonista de ‘Grande, Pa!’. Todo esto removió mucho de lo que llevaba por dentro, como parte de una gala emotiva en la que más allá de reconocer el trabajo de muchos artistas, también estaba el recuerdo de su querida compañera.
“Lo estoy viviendo con emoción, con mucha emoción. El teatro siempre está, es sanador, así que me pone muy contento con todas las nominaciones que tenemos en la obra. Y bueno, nada… viviendo”, lanzó un muy movilizado Puig en su primer contacto que tuvo con El Nueve, ya visiblemente conmovido por la velada que estaba presenciando.
EL RECUERDO DE ARTURO PUIG POR SU ESPOSA SELVA ALEMÁN, A DOS MESES DE SU PARTIDA
Luego habló del rol fundamental de sus nietos, que son un enorme sostén para este momento delicado y frágil que atraviesa: “Me acompañan mucho y me miman”. Acto seguido, dijo que más allá de toda esta contención que tiene es imposible tapar la ausencia de Selva: “La verdad es que es duro… no puedo creer que no esté”.
Ese día le hicieron un pequeño homenaje a la actriz, por su trayectoria pero también por el enorme cariño que cosechó en cada persona que tuvo el privilegio de conocerla. Un ser adorable al igual que Arturo, que en base a este latente recuerdo de la gente explicó con enorme emoción: “Fueron muchos años juntos…”. Es que, cuando los sentimientos son tan claros, a veces las palabras sobran y solo queda ver cómo el intérprete está pasando esta profunda pérdida en su vida.