El ex presidente Mauricio Macri, además de tener problemas políticos con Javier Milei, también atraviesa turbulencias familiares con su hermana Alejandra, la hija extramatrimonial de Franco. La mujer presentó un escrito judicial en el que, en esencia, pide que se revisen los movimientos accionarios que se hicieron con Franco Macri en vida y que la dejaron afuera en el reparto patrimonial de su padre biológico.
El reclamo está anclado en movimientos accionarios que hizo Franco entre 1985 y 2002, en los que decidió donar las acciones de sus empresas a sus hijos Mauricio, Gianfranco, Mariano, Florencia y Sandra, dejando afuera a Alejandra Macri, de quien ya conocía su existencia, pero aún no había sido respaldada por la Justicia, sentencia que recién llegó en 2005 cuando, luego de un ADN, se determinó que era hija del patriarca del clan. Según el escrito judicial, Alejandra Macri solicita que las transferencias gratuitas realizadas por Franco sean consideradas al momento de dividir la herencia.
El documento judicial detalla un listado de 398 sociedades vinculadas a la familia Macri, entre las que figuran empresas como SOCMA SA, Sideco Americana SA, Autopistas del Sol SA e incluso Mirgor, de Nicolás Caputo, entre muchas otras. Algunas empresas fueron vendidas y otras liquidadas. Hay empresas en países como Brasil, Panamá, Hong Kong, Reino Unido, Islas Vírgenes, Dubai o Luxemburgo. También menciona bienes inmuebles y donaciones en Argentina y Uruguay que podrían ser parte de la herencia. “Estas transmisiones gratuitas afectan el patrimonio que debería corresponder a todos los coherederos”, afirma la demanda, que, además de ir contra Mauricio Macri, también incluye a sus hermanos Gianfranco, Mariano y Florencia, así como a Rodrigo y Franco Valladares Macri, estos últimos hijos de Sandra Macri, ya fallecida.
Entre las cuestiones que se tramitan en Uruguay, hay un expediente que tiene la atención de Alejandra Macri, porque apunta a uno de los pocos bienes que seguían en poder de Franco Macri al momento de su muerte. Se trata de los departamentos del complejo Terrazas de Manantiales, lugar de veraneo del fallecido patriarca.
El expediente en cuestión es un reclamo por parte del empresario uruguayo Fernando Vieites, que compró los cuatro departamentos que usaba en vida Franco Macri para descansar en sus vacaciones en Punta del Este. Los departamentos fueron comprados a fines de 2022, pero los Macri siempre tenían una excusa para no escriturar, por lo que Vieites decidió iniciar una escrituración forzada a través de la Justicia. La sociedad propietaria de los inmuebles es E Costa SA, cuyo principal accionista era Franco Macri, quien con esa firma administraba su patrimonio personal. En Buenos Aires, quienes conocen el caso al detalle sospechan que la maniobra se habría hecho para evitar repartir el dinero con Alejandra Macri. La sociedad E Costa SA es también dueña de la casa de tres pisos en Barrio Parque, sobre la calle Eduardo Costa, esquina Ombú, lugar de residencia de Franco Macri hasta el día de su muerte.
Historia
Alejandra Macri es fruto de una relación entre Franco y María Ester De Menech, una empleada administrativa que tenía el empresario en la década de 1960. Pese a las pruebas de ADN que confirmaron la paternidad, Franco nunca estableció un vínculo con su hija, limitándose a un único contacto telefónico en 1999. Durante su niñez y adolescencia, Alejandra fue criada en un hogar de clase media, alejada del lujo que caracterizó a los Macri. En 2002, ante la indiferencia de Franco, Alejandra inició un juicio de filiación que resultó favorable tres años después, permitiéndole llevar el apellido familiar. Sin embargo, su relación con la familia Macri nunca prosperó.
El año 2002 fue clave en la reconstrucción patrimonial que está haciendo Alejandra Macri porque el inicio de su juicio para determinar la paternidad coincide con el año en que Franco Macri terminó de ordenar su patrimonio en favor de sus otros hijos, según documentación publicada por Página/12.
A diferencia de sus hermanos, Alejandra lleva una vida de perfil bajo en el barrio de Núñez. Es especialista en didáctica y trabaja como asesora pedagógica en la Universidad Abierta Interamericana. Nunca utilizó su apellido para obtener beneficios, según afirman quienes la conocen. Tras un intento de contacto en 2019, esta revista logró conversar con un familiar de ella, quien señaló: “Este asunto no es un tema de plata. Ella nunca pidió nada. Se trata más de un asunto de dignidad, de moral y de derecho a la identidad. Ella no eligió a su padre, solo quería conocerlo”.
En su demanda, Alejandra Macri dice que, desde la muerte de su padre, “ha abrevado de la literatura (sic) publicada acerca de la familia, tanto sea por periodistas de investigación como por el causante (en referencia a Franco Macri)”, quien ha escrito libros sobre sus empresas. Para su denuncia también tomó como fuentes “acciones iniciadas por la AFIP a los efectos del cobro de tributos adeudados, la acción iniciada por la IGJ por su ex director, Ricardo Nissen, por las acciones judiciales existentes entre Mariano Macri y SOCMA y otra acción tramitada ante el Tribunal de Arbitraje de la Bolsa de Comercio, la sucesión de la coheredera Sandra Macri, el sitio de consulta pública de registro de sociedades de Londres, Inglaterra, más versiones periodísticas y publicaciones de todo tipo, entre otras fuentes consultadas”. Es decir, buscó en todos lados para rastrear el patrimonio que su padre biológico pudo haber tenido en cualquier parte del mundo.
Alejandra Macri tiene hoy 60 años y lo único que busca es cerrar esta página de una vez por todas. Resolver la sucesión de su padre de una manera que le parezca justa y no persiguiendo a sus hermanos para evitar que oculten un patrimonio que, en parte, también le pertenece. El expediente sucesorio sigue abierto y es un problema para el juez también, porque enfrente tiene a una de las familias más influyentes del país. Mientras, todos los días mira los diarios para ver si a su padre o a sus hermanos le encontraron una sociedad más en alguna parte del mundo.