Armani de doble filo: el arquero figura, un síntoma del momento futbolístico de River

17/02/2025 14:49hs. Actualizado al 17/02/2025 14:54hs.

«Siempre trato de mejorar, de esforzarme día a día porque el club te obliga a estar de la mejor manera. Trato de aprovechar todo. Hago de todo en el entrenamiento», le contaba Franco Armani a Olé en enero, durante la pretemporada en San Martín de los Andes.

«Franco sigue teniendo esa ambición de seguir estando presente y consolidándose a diario como te lo exige la historia de este club, porque no te podés relajar y él es un chico que no se relaja», lo destacaba Marcelo Gallardo en septiembre del año pasado, luego de una de las tantas destacadas actuaciones que tuvo.

Más allá del tiempo que los separa, los dos conceptos se unen en el presente y conforman buena parte de la explicación de por qué Armani, como el whisky de la famosa marca que divide a sus modelos top por colores, evoluciona aún a sus 38 años y sigue siendo el protagonista de River. Un arquero -o chico, como le dice cariñosamente el DT- que salva partidos y resultados con la naturalidad con la que una persona se sirve un vaso de agua y que es la explicación principal de que el equipo esté peleando por la punta de la zona: ¡suma cinco vallas invictas en seis partidos!

Algo que puede sonar divertido y hasta elogioso para el equipo del Muñeco (tiene el arco menos vencido junto a San Lorenzo y Riestra, con un gol recibido), pero que en realidad es un tema importante a tener en cuenta. O un Armani de doble filo. Porque el hecho de que la figura y el héroe sea el arquero, en un River que lleva invertidos más de 40 millones de dólares en el mercado de pases y podría sumar otros u$s 9 millones en Kevin Castaño, habla a las claras de los problemas de juego que viene evidenciando el equipo en este comienzo de temporada.

Arquero y figura

Es que, en el ideal de Gallardo, el destacado por lo general debería ser algún volante ofensivo o delantero. Pero eso está lejos de pasar: la falta de fluidez y velocidad en la elaboración, evidenciada en las pocas chances claras que se generan (el segundo tiempo contra Independiente, la excepción) en contraste con la alta posesión, termina autodesgastando a los jugadores y abriéndoles espacios a los rivales que incluso llegan de frente al Pulpo. Lanús es la muestra más reciente: el #1 más ganador del fútbol argentino y cuarto en la historia de este deporte a nivel mundial (27 títulos, igual que Casillas y solo superado por Buffon, Neuer y Vítor Baía) salvó un gol prácticamente hecho y después tuvo dos enormes atajadas.

Este problema, sin embargo, viene de arrastre desde el 2024: en un River que mayormente también lucía espeso y sin esa «fiereza» de la que habló MG hace una semana, quien tiene historial positivo contra todos los grandes (+4 vs. Boca, +6 vs. Independiente, +2 vs. San Lorenzo y +7 vs. Racing) rompió su récord de atajadas en el club en dos partidos consecutivos de fines de año (nueve vs. Independiente Rivadavia y 10 ante Estudiantes, ocho días después).

Tercer arquero con más atajadas en el torneo (20, detrás de Beto Bologna y Marcos Ledesma), el Pulpo se sigue mostrando con una vigencia extraordinaria que le permite a River blindar el arco y maquillar las dificultades de juego desde los resultados conseguidos. Pero eso, visto a futuro, es un Armani de doble filo…