Fue el único orador del acto en Parque Lezana, barrio porteño de San Telmo. Sin embargo, su madre Cristina Kirchner estuvo presente igualmente. Desde el fallo de la Corte Suprema, que condenó a la expresidenta, el diputado Máximo Kirchner se transformó en su vocero, su operador político y, acaso, la carta que quiere jugar CFK para el terreno electoral de este año. Las circunstancias históricas lo obligaron también.
Ayer Máximo fue el conductor del acto. Tuvo un breve discurso donde, entre otras cuestiones, agradeció a su padre Néstor y a su hermana Florencia, quienes fueron aplaudidos. Incluso contó que fue a desayunar con Cristina. Fue un discurso más vinculado a lo personal que a lo político. Cargado de emocionalidad. Pero siempre en el centro de la escena de un acto con su madre con prisión domiciliaria: un símbolo de lo que viene. Y él mismo presentó el audio con la voz de la expresidenta.
Pero no solo eso: esta semana volvió a dar entrevistas en los medios de comunicación, a centrar su discurso en el endeudamiento y en el estado de la economía. También reiteró que la unidad del peronismo era una condición clave para enfrentar al Gobierno de Javier Milei y sus políticas.
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En La Cámpora no tienen en claro aún dónde jugará finalmente Máximo. Cuando salió la confirmación de la condena, la primera versión apuntó que podría reemplazar a su madre como primer candidato a diputado provincial por la Tercera Sección Electoral, el sur del conurbano bonaerense.
Sin embargo, ante las consultas de PERFIL, en La Cámpora se muestran cautelosos frente a esa hipótesis. Sostienen que puede preservarse y estar en la boleta a diputado nacional por la Provincia para las elecciones legislativas del 26 de octubre.
El cierre de listas para la Provincia es el 19 de julio: en menos de un mes Máximo y sus aliados peronistas deberían alcanzar un acuerdo para dirimir si, efectivamente, él podría reemplazar a su madre.
Con todo, Máximo siempre fue la persona que la propia CFK envió para la mesa de negociación con Axel Kicillof y Sergio Massa, un gesto que el gobernador bonaerense en particular tomó con desagrado, pero también como una señal dura, sobre las pocas chances de poner en discusión el control de la lapicera para definir las candidaturas. Históricamente, hasta ahora, todo lo resolvían Cristina y Máximo. Hoy la expresidenta no quiere ser ella quien puntee distrito por distrito, nombre por nombre. Pero todo está en discusión. “La interna se terminó desde que le confirmaron la condena a Cristina, ahora hay que mirar todos los movimientos para ver cómo hacemos para juntar a todas las partes en un frente peronista que le gane al Gobierno las dos elecciones, es decir, septiembre y octubre”, indicaron cerca de Cristina.